El viejo y el mar
(The old man and the sea)
Ernest Hemingway
Planeta - Seix Barral
Colección Literatura Contemporánea
1985
Traducción de Lino Novas Calvo
145 páginas
26 ilustraciones en b/n de J. S.
Impreso en España
✶ ESTADO: 10/10. Excelente. Sin detalles
✶ SINOPSIS:
El viejo y el mar es uno de los textos más notables de Hemingway. Escrito con un lenguaje de gran fuerza y sencillez, narra la historia de un viejo pescador cubano a quien la suerte parece haber abandonado, y el desafío mayor al que se enfrenta: la batalla despiadada y sin tregua con un pez gigantesco en las aguas del golfo. Aquí Hemingway retoma, en un estilo remarcable, el clásico tema del valor ante a la derrota, del triunfo personal sacado de la pérdida. Escrito en 1952 por encargo de la revista Life, este relato lo confirmó como uno de los escritores más significativos del siglo XX, obteniendo el premio Pulitzer en 1953, y allanando su carrera hacia el Nobel de literatura, recibido en 1954.
✶ EXTRA: comienzo de El viejo y el mar de esta edición:
Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo está definitiva y rematadamente salao, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido en otro bote que cogió tres buenos peces la primera semana.
Entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada de sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota.
El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Estas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto. Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos.
Breve y rara entrevista a Hemingway en Cuba