Qué es la fábula (ensayo y selección de fábulas)
María Alicia Domínguez
Columba
Colección Esquemas
1969
Tapa blanda, rústica sin solapas
93 páginas
El libro no contiene ilustraciones ni reproducciones
Impreso en Argentina (Buenos Aires)
✶ ESTADO: 9/10. Detalles mínimos en tapa. Firma anterior dueño/a en primera página.
✶ CONTENIDO:
INDICE
ENSAYOS:
-Orígenes y caracterización de la fábula
-Definiciones de fábula
-Fábula y apólogo
-Esopo
-Una antigua versión española de la biografía fantástica de Esopo
-Fedro
-Jean de La Fontaine
-La fábula en España medieval
-Fábulas de Lope de Vega
-Tomás de Iriarte
-Samaniego
-Los sucesores de Iriarte y Samaniego
-La emigración de la fábula
-El romanticismo y la fábula
-Domingo de Azcuénaga, primer fabulista argentino, y otros
-Joaquín V. González y sus Fábulas nativas
-Los cuentos del zorro
-Fabulistas actuales
-Las películas de dibujos animados.
-Walt Disney, el mágico fabulista de nuestro tiempo
-Posibilidad de la fábula en nuestro tiempo
-Índice bibliográfico
ANTOLOGÍA:
-El perro en país extraño (Panchatantra)
-En la ciudad de Devikotta. . . (Hitopadesa)
-Los bienes y los males
-El ciego
-Las ranas que pedían rey (Esopo)
-La rana que quiso ser como el buey
-El león envejecido (Fedro)
-De un tigre domesticado, enfurecido de repente al ver a un león
-Acerca de un toro y un elefante (Marcial)
-Ejemplo del mur de Monferrando y del mur de Guadalajara (Juan Ruiz, arcipreste de Hita)
-De lo que aconteció a un hombre con las golondrinas y con el pardal (Infante Don Juan Manuel)
-El asno y los ladrones (La Fontaine)
-El gallo y la perla (La Fontaine )
-Los dos toros y la rana (La Fontaine)
-Los huevos (Iriarte)
-El topo y otros animales (Iriarte)
-La lechera (Samaniego)
-Los animales con peste (Samaniego)
-El sobrio y el glotón (Concepción Arenal)
-El mono y el tordo (Domingo de Azcuénaga)
-El palacio y la choza (José María Zuviría)
-El zorzal y el cuervo (Juan B. Terán)
-El mono y el gato (R. Carrasquilla)
-Las dos aves (José Antonio Calcaño)
-El cóndor y la lechuza (E. Correa Morales)
-El zorro y el tigre
-El caburé (Ernesto Morales)
-El bando (Trilussa)
-Crítica difícil (Gotardo E. Croce)
-Le pélican (Robert Desnos)
✶ EXTRA: primer capítulo íntegro del libro (páginas 9-11)
ORIGENES Y CARACTERIZACIÓN DE LA FÁBULA
La tradición ha objetivado la experiencia humana; así nació la fábula, hija del mito y de la poesía. Lo fabuloso admite la maravilla. En este elemento coinciden los preceptistas, intérpretes y definidores diversos de la fábula. Son muchos los que la han estudiado, buscando las leyes de su composición, en un análisis de los caracteres que la distinguen de otras narraciones pequeñas de las cuales no es tan fácil separarla. De los géneros literarios, la fábula es no sólo el más humilde, sino también el -en cierto modo- mirado con prevención por los poetas. Quizá porque requiere más ingenio que inspiración, o porque la moraleja inseparable de su epílogo le otorga cierto carácter prosaico y escolar que nada tiene que ver con la poesía. Si buscando imágenes plásticas viéramos un castillo roqueño en la épica, una estatua de mármol en la lírica, tendríamos que buscar para la fábula la imagen del cántaro de greda, continente de un vino áspero y dulce: la experiencia humana, que emigra, como la sed, de padres a hijos. La fábula es el balbuceo literario de la humanidad niña. Tiene profundas raíces en lo popular, en esa tendencia a explicar las cosas y la naturaleza, tan común al hombre de todos los tiempos y países. Los pueblos cuentan fábulas de origen remoto, inasible, confuso en una y otra cultura. Estas narraciones se formaron a través de la impresión, de la costumbre, y aunque diversos países se atribuyan su origen, es más lógico suponerle una existencia particular y separada, que luego estuvo expuesta a influencias e imitaciones mutuas. Hay un larguísimo camino de inquietudes que nos llega desde la antigüedad por donde avanzan leones de cuya boca sale la verdad, pájaros que cantan consejas. ¿Cuándo empezó el hombre a inventar fábulas? Algunos tratadistas dicen que cuando padecía esclavitud. ¿Será verdad? Bien sabemos que en ningún caso tenía derecho el esclavo a expresar algo, salvo lo que pudiera complacer a su amo, EI esclavo no era dueño de su vida interior. A veces, excepcionalmente, como en el caso de Esopo, tuvo talento y pudo envolver la verdad dentro de un cuento. Es posible que el origen de la fábula sea mucho más remoto que la esclavitud; probablemente resida en el espíritu del hombre, en la necesidad que la imaginación humana tiene de expresar sus ideas por medio de imágenes y de símbolos. Quizás exista la fábula desde que el hombre es hombre y habla, aunque no sea con la refinada expresión de la cultura, sino con la naturalidad de quien dice lo que siente y piensa. La humanidad creó la fábula como ejemplo con una característica, la sentencia: pocas palabras que exhortan o condenan y representan una valoración práctica de lo vivido. Allí se explica lo erróneo y se considera lo real. Lessing opina que la moraleja tiene que ser el fin de la fábula. Y admite que el asunto puede ser imposible. La mayor vitalidad del relato estará en relación con la forma viviente que lo exprese y le dé carácter. Como la vivencia de las pasiones no puede acentuarse, es admisible que la encarnen animales o seres inferiores. Aristóteles quiso que únicamente los animales pudieran protagonizar las fábulas. No admitía que en ellas intervinieran y actuaran seres del mundo vegetal. Sin embargo, con el correr del tiempo vegetales y minerales, seres maravillosos, protagonizan ideas y sentimientos en el mundo de la fábula. Jacobo Grimm y Hertzberg contradicen la opinión de Lessing, porque según ellos, Lessing llama fábulas a los fragmentos bizantinos que han llegado hasta nosotros. Grimm considera que la parte narrativa es la más interesante, y que la decadencia de esta narración se debe a su brevedad. Lo mismo que Hertzberg, desdeña el fin ejemplarizador porque lo considera un reflejo de antiguas supersticiones. Para Guillermo Wundt, filósofo y psicólogo alemán, la fábula tiene su origen en los mitos de la naturaleza que luego buscan expresarse con carácter docente. La comprobación, el propósito, llevan al pueblo y al poeta hacia la parábola, la alegoría y el símbolo, en los que toman parte criaturas inferiores o maravillosas. Muchas veces, la narración hecha a base de elementos populares tiene de por sí la sal de la experiencia y no necesita de la consabida moraleja. Porque cuando el pueblo cuenta algo, suele cumplir un fin de consejo o de sátira. La verdad es que la sencillez de la fábula lleva ínsita la sabiduría del pasado, así como la bellota es la síntesis de la encina.
María Alicia Domínguez