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La condicion humana

(La condition humaine)

Andre Malraux

Editorial Sudamericana

Colección Horizonte

1977

Traducción de César Comet

Tapa blanda, rústica sin solapas

348 páginas

Impreso en Buenos Aires (Argentina)

 

✶ ESTADO: 9/10. Excelente estado

Detalles mínimos entapa. Lomo con desgastes por paso del tiempo (ver fotos)

 

La novela narra un episodio de la guerra civil china, que enfrentó desde 1927 hasta 1949, al partido Kuomintang dirigido por Chiang Kai-shek, con el Partido Comunista Chino, aliados hasta entonces en su objetivo de consolidar la unidad de la República China frente a los llamados señores de la guerra. El episodio en el que concentra la novela es la llamada masacre de Shanghái, de abril de 1927, en la que el ejército de Chang Kaï- Chek, incitado por los representantes de las potencias europeas con fuertes intereses económicos en China, detienen y ejecutan a los obreros y sindicalistas encuadrados en el Partido Comunista, que se habían apoderado de la ciudad de Shanghái. Esa guerra civil culminaría en 1949 con la llegada al poder de Mao Tse Tung y la consiguiente instauración de la República Popular China y el exilio de su oponente a la isla de Taiwán.

André Malraux había pasado algunos años en el extremo Oriente (especialmente en Indochina, pero también en China) en la década de los años veinte. Fruto de esa experiencia vital fue la que se conoce como “trilogía asiática”, formada por las novelas Les conquerants / Los conquistadores (1928), La voie royale / La vía real (1930) y la que nos ocupa, La condition humaine / La condición humana (1933).

 

✶ SINOPSIS:

Histriónico, único en serlo entre los personajes de una novela cuya única endeblez es —Gide dixit— su exceso de inteligencia, corresponde a Clappique dar con la clave esencial de La condición humana. Que el juego sea éste, trivial, de la ruleta ante la cual Clappique se inclina, o esos más litúrgicamente solemnes del opio o el sexo ante los cuales Gisors y Ferral despliegan sus minuciosas liturgias, o bien éste, majestuoso, de la revolución en cuyo altar se ofrendan las vidas de Tchen, Kyo y Katow (sobre todo Katow, la muerte más homéricamente bella de la literatura del siglo XX), la metáfora es la misma. Brutalmente pascaliana. Brutalmente atrincherada en la visión perpendicular del abismo, del absurdo. La apuesta. Contra el absoluto, por supuesto: sólo contra el absoluto apuesta un verdadero jugador. Y la certeza: nada hay en el juego que no sea anhelo de derrota. No, aquellos que no juegan no son hombres.

 

André Malraux (1901-1976)