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Coral de poetas que cantan que cantan cosas de cielo y tierra

AA.VV.

Editorial Paulinas

Colección Amigos de la Cultura

1965

Tapa dura. Tamaño: Folio (34x25)

75 páginas

Reproducciones a color en interior

Impreso en Buenos Aires (Argentina)

 

✶ ESTADO: 9/10. Muy buen estado.

Detalles de desgaste menores y algunas manchas en primeras páginas

 

✶ SINOPSIS:

La idea de compaginar estas poesías en libro nació de los lectores mismos de “La Familia Cristiana”. Como espectador lateral del fenómeno, lateral, pero comprometido, me permito señalar algunos aspectos nada desdeñables. Primero, se suele hablar hasta el hartazgo, en nuestros días, de una crisis de la poesía. Crisis no en cuanto a los poetas, gracias a Dios, demuestra ser una raza inextinguible, sino en cuanto a los lectores. La afirmación parece desbaratarse, por cuanto los lectores de una revista, que no es literaria ni mucho menos poética, reparan justamente en esa página que sí es literaria y poética, y piden (...pedid, y se os dará) que se forme un libro con ellas. Segundo, todas estas poesías son, en la superficie o en el fondo, de inspiración religiosa. Utilizo la amalgama de ambos términos no sin que me recorran ciertos escalofríos intelectuales. Nadie más descreído que yo en cuanto a la tan zarandeada cuestión de la poesía “con mensaje”. Si el mensaje es quien debe abrirle paso a la poesía. Pero después recuerdo que poesía viene de un verbo griego que significa “hacer”, y que poeta y hacedor fueron, alguna lejana y nostálgica vez, sinónimos. Y que Dios es, para nosotros los cristianos, el Hacedor. O sea el Poeta. La primera maravilla palpable, salida de la mano de Dios-poeta-hacedor, es un canto del más puro amor, y estará inscripta, hasta que giren los siglos, en las palabras del Génesis. Creación y poema son una sola cosa, intangible e indivisible. Dios, para ser Dios ante los hombres, tuvo que cantar. Ese fue su primer mensaje. Y tal vez el más importante.

 

Esto me hace acordar a una frase, muy breve pero muy llena de hermosura, que leí alguna vez: “Celui qui aime, chante”. El que ama, canta. Y el poeta, que es una especie de dios cotidiano, como vive en un constante trance de amor, canta. Y es lícito que, enamorado del Poeta Absoluto, le canta también. A El o a la creación, que son la misma cosa. Con timidez o con fuerte voz, con notas sonoras o con una música suave y casi escondida; a los oídos de Dios, nada se pierde. Quizá este libro-recopilación, además de muchas otras cosas, sea eso. Las voces de un puñado de poetas argentinos en su mayoría, de distinto timbre y empuje, pero llevados todos por aquello que ya Dante nombró, hace siete siglos, como “Amor que move il sole e l’altre stelle”. Idea platónica, saltará alguno. No; idea de Dios metida bien adentro en el alma del hombre, pero no enterrada y seca sino viva, furiosa, verdadera ave de luz que, entre “l’altre, stelle”, mueve también el fervor poético. No hagamos nombres. Abramos estas páginas al azar, y en cada una de ellas encontraremos ese canto de amor, eco lejano del jardín que allá, en el principio de los tiempos, tuvimos y no supimos conservar. La poesía está íntimamente comprometida en su rescate, y hasta es posible que en la providencia de Dios, la poesía haya nacido en el alma del hombre sólo para eso: una manera, fugaz y tantas veces dolorosa, de rescatar el paraíso.

 

✶ INDICE:

Presentación

“Poemas del agua”, por Francisco Luis Bernárdez

“Promesa”, por Domingo Zerpa

“Por una hoja caída”, por Juan María Healion

“La oración del maestro”, por Artemio Félix Amero

“¡Mojado estoy de luna!”, por Marciano Sadomil

“Meditación ante la tumba del soldado desconocido de la Independencia”, por Francisco Luis Bernárdez

“La Patria”, por Francisco Luis Bernárdez

“La mirada”, por Michel Quoist

“El revés de la trama”, por Luis Gorosito Heredia

“El Niño”, por Francisco Luis Bernárdez

“Tranco a tranco”, por Domingo Zerpa

“¡Dar…!”, por Isabel Reyes

“Coplas de villancico”, por Rafael Jijena Sánchez

“Corpus Christi”, por Sofía Azucena Acosta

“Mater Dolorosa”, por Olga Bruzzone de Bloch

“Clamor”, por Gertrud Von Le Fort

“A la Asunción de María”, por Carlos Patrignani

“¡Siempre un ‘hoy’ haz de tu vida!”, por T. F. Alvarez Colodrero

“Plegaria”, por Gabriela Mistral

“Coplas maternales”

“Soneto”, por Osvaldo H. Dondo

“Oración por mi Bandera”, por Elena G. Cassani

“Los próceres”, por Leopoldo Lugones

“Tú”, por Amado Nervo

“La amistad”

“Inocencia”, por Alberto Estrubia

“El carcelero”, por Alberto Franco

“Angustia”, por Guillermo Prestigiacomo

“Estos versos de paz”, por Osvaldo H. Dondo

“Corpus Christi”, por Gertrud Von Le Fort

“Alguien”, por Francisco Luis Bernárdez

“La Cruz”, por Francisco Luis Bernárdez

“Soneto de la Resurrección”, por Miguel Angel Etcheverrigaray