Del asesinato, considerado como una de las bellas artes
(Murder considered as one of the fine arts)
Nueva Caledonia Editora
1967
Traducción de Diego Ruiz
Tapa blanda, rústica sin solapas
164 páginas
Prólogo de André Breton. Arte de tapa: Oscar Díaz
Sin ilustraciones ni reproducciones.
Impreso en Argentina.
✶ESTADO: 9/10. Excelente. Sin detalles
✶SINOPSIS:
En general, los raros individuos que han provocado mi desagrado en este mundo, eran personas florecientes y de renombre. En cuanto a los pillastres que conocí, y que no son pocos, pienso, en todos ellos sin excepción, con placer y cariño". Estas palabras de Thomas de Quincey, a quien Baudelaire consideraba "con más justicia que cualquiera" para el título humorista, dan quizá la clave de la obra de este inglés en junto que tiene "la vieja costumbre de bromear en el medio del dolor". Aquí, se propone un elogio estético del asesinato, con punzantes reflexiones acerca del arte de hacer pasar a mejor vida al prójimo, evitando cuidadosamente caer en la vulgaridad, que, como diría de Quincey, es el peor de los crímenes.
✶CONTENIDO:
INDICE
1- Thomas De Quincey, por André Breton
2- Primera memoria (1827)
3- Swgunda memoria (1839)
4- Post-Scriptum(1854), con la relación de los asesinatos de Williams y de los Mac-Rean
✶EXTRA: John Williams
John Williams, el asesino múltiple que se suicidó.
En diciembre de 1811, en Londres, unos rufianes irrumpieron en el comercio de telas del señor Marr y lo asesinaron junto a su esposa, su bebé varón y su empleado. Poco después los Williamson fueron degollados en su propio hogar...
El pánico se apoderó de la ciudad, desencadenando investigaciones y numerosos interrogatorios. Finalmente, la policía detuvo a un hombre llamado John Williams, "quien, según se decía, era irlandés y, al final, escapó de la justicia cometiendo el pecado adicional del SUICIDIO". Williams, un pelirrojo que lideraba una peligrosa banda de ladrones y asesinos, estaba recluido en el correccional de Coldbath Fields. Uno a uno, los miembros de su banda fueron capturados. Tras colgarse de una viga, su cadáver fue llevado por las calles de Londres en un carro abierto, acompañado de los instrumentos de sus crímenes: un mazo y un cincel. "Todas las tiendas del barrio cerraron y las ventanas y azoteas se llenaron de curiosos. Entre las maldiciones al asesino, se escuchaban fervientes plegarias por la pronta captura de sus cómplices".