Poemas rechazados
Vicente Luy
Editorial A Pasitos del Fin de este Mundo
2013
Tapa blanda, rústica sin solapas
53 páginas
Impreso en Buenos Aires (Argentina)
✶ ESTADO: 9/10. Excelente estado.
Sin detalles
Quiero Escribir un poema
que exprese mi pena
y no hable de mí.
Un poema épico
que te pare la pija.
En alemán
en circunstancias no deseables
y que lleve a los extras
a la victoria.
Uno que me haga olvidar de este.
hacerme invisible y escribirlo
con tu letra.-
✶ EXTRA: Posfacio del Editor, por Emanuel Frey Chinelli
La primera vez que leí un libro de Vicente Luy fue en el otoño del año 2008, el mismo año en que leí —también por primera vez— a Osvaldo Lamborghini, a Néstor Perlongher o a Andrés Caicedo, por citar algunos nombres de una larga lista, el año en el que decididamente comencé a formarme como lector (principalmente de poesía). Y Vicente Luy fue el poeta que más me impactó de todos ellos.
Lo primero que me llamó la atención del libro de Luy fue el título: La sexualidad de Gabriela Sabatini, cuya tapa está ilustrada por la fotografía de una flor abierta en su esplendor. La advertencia de bienvenida a la lectura de esa antología —que recoge textos de sus cuatro libros anteriores— dice:
En este libro no se hacen referencias a la sexualidad
de la Srta. Sabatini. El título es una metáfora.
—¿Una metáfora de qué?
Me sorprendió. Y mientras volvía a mi casa en el colectivo, luego de pasear en busca de poetas argentinos contemporáneos, no podía despegarme de las páginas del libro. Posteriormente, tuve que compartirlo con todos mis amigos; había algo ahí que valía la pena leer.
Al poco tiempo encontré No le pidan peras a Cúper, libro anteriormente editado también por cuenta del autor, publicado en enero de 2003, en Córdoba. En la contratapa, una leyenda anunciaba el precio del ejemplar: $10.-. Me lo cobraron $14.-. No me importó en lo más mínimo. Fue una casualidad que el libro estuviera ahí, y agradecí hallarlo.
Todo en Luy me resultaba innovador: el tono irreverente, humorístico, pero también sagaz y ácido, reflexivamente crítico; para mí era punk rock puro, de una, sin vueltas. Lo que el tipo decía era tan claro y tan personal que los textos eran lo inconsciente colectivo; Luy, una antena perfectamente sintonizada al servicio del bien común. A varios de mis amigos les ha pasado lo mismo leyéndolo. Y lo curioso es que mis amigos no eran lectores habituales de poesía. Eso me pareció notable: un poeta que leen los que no leen poesía; poemas cotidianos de una originalidad manifiesta en su propio dinamismo, urgentes y totales:
La penumbra se arregla el pelo
me impacta
pero también me chupa un huevo.
En una de esas vos sólo sos el vestido
que te ponés.
Es un juego.
Te dan la energía y vos le ponés
la onda.
¿Entendés? Vos sos lo que sos
¿Sos una mierda? Sos una mierda.
(La vida en Córdoba, 1999)
En la guerra entre cultos e incultos, siguen ganando los cultos:
Son ya doscientos once millones los americanos del sur por
debajo de la línea de pobreza.
(No le pidan peras a Cúper, 2003)
Fue un encuentro. Algo así como darse cuenta de aquello que salta a la vista, que se siente interiormente y que se da casi por sí solo: nunca más dejaría de leerlo. Y, sobre todo, nunca más dejaría de escribir. Y leería todo lo que pudiera. Detrás del pesimismo, entre los chistes y la sexualidad, los jugadores de fútbol y las mascotas del autor, yo hallaba verdades irrefutables en sus versos; me interpelaban, me incomodaban, me hacían pensar. Y además me enseñaban la poesía.
Nueve libros conformados por los poemas más zarpados que leí, los que más me conmovieron, los que me hubiera gustado escribir: en suma, si tengo un escritor preferido, ese es Vicente Luy. No puedo ser objetivo. Sin embargo, nunca llegué a conocerlo en vida. Me hubiera gustado mucho, pero nunca pasó. Todo lo que puedo decir de él estará referido a su obra y a la manera en la que la leí. Es para mí un placer poder presentar un recorte de la misma a aquellos que no la conocen. En mi opinión, constituye una página ineludible de eso que la prensa llama poesía argentina de los noventa, tanto por la urgencia y actualidad de los textos como por su estética, plagada de referencias al fútbol, a la política, a las mujeres, pero sobre todo al lenguaje como cosa en sí.
La presente selección (realizada por Nicolás Calandriello y quien escribe) incluye los textos que, a nuestro criterio, representan esto, lo más filoso de la obra de Vicente: sentencias breves como semillas de criterio, flores de loto de un pantano irremediablemente cercano. El título surge de una entrevista en la que el poeta manifestó su deseo de titular Poemas rechazados a uno de sus libros —que finalmente se publicó bajo otro título— y es una ironía. A veces las cosas no llegan cuando se las espera. Así funciona lo irremediable.
Septiembre de 2013
Vicente Luy (1961-2012)